
Entre las sublimes hojas del árbol de la vida.
Manteniendo se uno entre el sol naciente y la luna devastadora de hombres...
Caído el sol; la luna se alza...
Con espada de fuego y escudo de agua, frente a ella; se libera el altar...
Es tú voz la que oigo en mi corazón, bajo el brillo que aumenta en mi silencio, tras un cruzar y un devenir...
Bajo el dorado y el celeste de tú mirada, bajo aquello que con avaricias el hombre mata a su alrededor... bajo esos sentidos que la mujer adormece y secuestra... bajo esos milenios que tiemblan a su vez...
Oh...!!!
Hombre...
Es que ahora te admiro...
Oh...!!!
Mujer...
Es que ahora te amo...
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