DEVOCIÓN POR LA MADRE

Se ha apuntado que una de las grandes devociones de Paracelso iba dirigida hacia la Madre Naturaleza, es Mutter, esa Materia, es Matriz que le fascinaba, como aquella madre de la que nunca habló y que, cuando aún era niño, vio cómo se lanzaba desde lo alto del Puente del Diablo hacia las oscuras aguas del río Siehl.
La palabra "Mutter" es la que más veces aparece en sus obras con el significado de principio y raíz de las distintas cosas.
Los elementos son matrices.
Más aún, el universo no sólo es una gran matriz; procede de la matriz.
Por eso puede decirse que la matriz, invisible, inmensa, existía antes que el hombre.
"Antes de la creación del cielo y de la tierra, el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas y, en cierto modo, era sostenido por ellas : estas aguas eran la matriz..."
La materia es matriz de la Naturaleza, la cual se muestra como el conjunto de formas que aquélla produce y genera.
La matriz es mysterium, madre.
La leche es el mysterium del queso y la mantequilla.
Hay Magnum, algo así como la Gran madre.
La Tierra es "Madre" del hombre y de los restantes seres que aparecen como "Hijos" de ese principio fecundo.
El agua es Matrix aller Craturen.
Todas las piedras, todos los metales, son "Frutos" del agua primordial, su madre, un líquido mucilaginoso, a partir del cual las distintas especies surgen por vía separación o coagulación, como Paracelso expone en su obra Paragranum.
Ese naturalismo exacerbado, casi místico, es el fuego que alimenta la pasión investigadora de Teofrasto.
Su experimentación es algo así como un culto a la Naturaleza, a la Madre.
El saber es recibir la enseñanza materna.
En su Filosofía a los atenienses -de cuya autenticidad algunos dudan; pero, en todo caso, de clara orientación paracélsica- se lee: "La Naturaleza es Filosofía; la Filosofía es Naturaleza Invisible".

"Textos del libro de Manual de la Piedra Filosofal"
De:
"Teofrasto Paracelso"

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