CABALLO LOCO

El padre de Caballo Loco era primo del mío. No hubo jefes en nuestra familia antes de mi primo segundo, pero sí santos. Y se transformó en jefe a causa del poder que consiguió en una visión de su infancia. Mi padre, cuando fui hombre, me refirió la parte de ella de que estaba enterado. Dijo que Caballo Loco se trasladó en sueños al mundo en que no hay sino el espíritu de todas las cosas, el mundo real que oculta el presente. Todo lo que vemos en éste no es más que remedo de aquél. Estaba sobre su caballo, y tanto su montura y él mismo como los árboles y las hierbas y las piedras y lo demás eran espíritu, y nada tenía dureza y todo parecía flotar. Su corcel estaba quieto, pero se movía y piafaba como hecho de sombra. Así obtuvo su nombre, que no significa que su caballo estuviese loco o fuese indómito, sino que en la visión se portó de manera tan singular.
La visión le concedió gran poder, por que, en los combates, le bastaba pensar en aquel mundo para hallarse en él, y podía afrontar cualquier cosa sin sufrir daño. Hasta que los wasichus (los blancos) le asesinaron en la Ciudad de los Soldados, únicamente fue herido dos veces, una accidentalmente, y ambas por algunos de su gente de la que no desconfiaba, y, por lo tanto, mientras no pensaba; jamás por el enemigo(...).
Se contaba también que llevaba una piedra sagrada, como una que había visto en sus visiones, y que si peligraba, la piedra se hacía muy pesada y le protegía. Por ello, aseguraban, no le duraban muchos los caballos(...). Yo creo que sólo el poder de su gran visión le daba grandeza. Con anterioridad a estos hechos, se fijaba de vez en cuando en mí y me hablaba; a veces hacía que el pregonero me invitase a comer con él en su tipi. Entonces me decía cosas para embromarme, pero yo no replicaba. Me parece que le tenía miedo, no miedo de que me hiciera daño, sino miedo a secas. Todo el mundo sentía lo mismo ante él, porque era raro, capaz de recorrer la aldea sin fijarse en los pobladores o sin decir una palabra. Se chanceaba en su tipi, y cuando iba por el sendero de la guerra con pocos hombres, bromeaba para que los guerreros se sintieran a sus anchas. Pero en la aldea apenas se fijaba en alguien, salvo en los niños. Los lakotas son aficionados a danzar y a cantar; él, sin embargo, no se unía a los bailes y jamás se le oyó cantar. Todo el mundo le amaba, y hacía lo que deseaba o iba a donde decía. Era pequeño para ser lakota, y esbelto, de cara delgada y ojos que atravesaban las cosas, y siempre parecía estar meditando. Jamás quiso poseer mucho; siendo jefe, tenía pocos caballos. Se decía que, cuando la caza escaseaba y el pueblo se dolía del hambre, dejaba de comer, Era extraño, repito. Tal vez estuviera a medio camino del mundo de su visión. Pero era un gran hombre, y pienso que si los wasichus no le hubieran asesinado, quizá las Black Hills serían aún nuestras y viviríamos felices. No pudieron matarle en el campo de batalla. Tuvieron que mentirle y darle muerte alevosa. Y no tenía más que unos treinta años cuando murió.

ALCE NEGRO
( Sioux oglala )

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