LA PIEDRA FILOSOFAL

El bautismo y el matrimonio, El vaso hermético, La piedra filosofal

Espero que todos pongan el máximo de atención.

­Hoy vamos a hacer un bautizo del niño... ¿cómo se va a llamar?

—Michael— respondió el padre carnal del niño.

—Michael, pues —, respondió el V. M. Samael Aun Weor.

Es necesario comprender lo que es el Bautismo en sí mismo. Obviamente el Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Se le va a bautizar el niño con mucho gusto. Si él cumple con ese pacto más tarde, el bautismo le quedará sirviendo. Si no cumple con ese pacto, ¿entonces en qué quedamos?

En la Iglesia de Oriente, el Bautismo en el día de Epifanía está asociado a las Bodas de Canaán.

En la Iglesia Occidental, consideran­do la Epifanía, se asocia el Bautismo al Matrimonio de Jesús con mi Iglesia. De manera que tanto en el Oriente el Bautismo está asociado al Sexo, como en el occidente; en ambos casos se relacio­na con el Matrimonio.

Es, pues, el Bautismo, UN PACTO DE MAGIA SEXUAL.

Si se cumple, el Bautismo queda sirviendo; si no se cumple, el Bautismo no sirve de nada. Esa es la cruda reali­dad de los hechos.

Ilustro a ustedes sobre todo esto para que vayan comprendiendo lo que es la trascendencia Esotérica del Bautismo.

La Pila Bautismal, por ejemplo, en las Iglesias Cristianas representa precisa­mente a la PIEDRA FILOSOFAL, o a los Órganos Creadores.

En cuanto a las Aguas Magnetiza­das o Aguas Lustrales contenidas en la Piedra, representan indubitablemente al ESPERMA SAGRADO. Con otros tér­minos diríamos que el AGUA es el MERCURIO DE LA FILOSOFÍA SE­CRETA. Que el FUEGO de las velado­ras representa al AZUFRE DE LA AL­QUIMIA.

Sólo mediante el Mercurio, o sea, la Entidad del Semen, y el Azufre, o sea, la Entidad del Fuego, es posible lograr entonces el Nacimiento Segundo.

¿Qué se entiende por Nacimiento Segundo?

Por Nacimiento Segundo se entien­de el Nacimiento del Hombre Verdadero.

Recordemos las palabras de Jesús a Nicodemus:

“Hasta que no nazcas de nuevo, no podrás entrar en el Reino de los cielos”.

Lograr el Nacimiento Segundo, eso es lo fundamental. Pero ese Nacimiento Segundo no se logra si no se han fabri­cado los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Y esos cuerpos no se pueden crear de la nada, porque de la nada, nada sale. Esos cuerpos hay que crear­los a base de Mercurio y Azufre.

El Mercurio, o sea el Alma Metá­lica del Esperma, está representado aquí en nuestros Rituales con el Pan de la Transubstanciación Y en cuanto al Azufre, o sea el Fuego de la Alquimia, está representado con el Vino Sagrado.

Así que el Mercurio y el Azufre tienen que combinarse incesantemente dentro de nosotros, a fin de crear por medio de ellos, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.

Comprendiendo todo esto, se darán cuenta ustedes del Misterio del Sello de Salomón: El Triángulo hacia arriba, el superior, indica al Azufre, el Fuego. El Triángulo inferior que se enlaza con el superior, indica el Mercurio, o sea, el Alma Metálica del Esperma Sagrado.

Cuando uno ha concluido La Gran Obra, recibe en los mundos superiores un Anillo maravilloso que es de materia Divinal. Es colocado siempre en el dedo anular de la mano derecha. ¿Qué aparece en ese anillo? El Sello de Salomón. ¿Qué indica tal Sello? Que el Iniciado ya logró mediante los cruces incesantes del Mer­curio y del Azufre LA PIEDRA FILO­SOFAL.

Así que mediante los cruces ince­santes del Mercurio y del Azufre, se logra en primera medida crear el Cuer­po Astral; como segunda medida, crear el Mental; como tercera, crear el Cau­sal.

Quien posea un Cuerpo Físico, un Cuerno Astral, un Cuerpo Mental, y un Cuerpo Causal, recibe por tal motivo los Principios Anímicos Espirituales, y se convierte en un Hombre auténtico, en un Hombre Real, en un Hombre Ver­dadero.

Así pues, quien llega a ser Hombre Verdadero se dice que ha llegado al Na­cimiento Segundo, porque si como ani­mal intelectual nació con el nacimiento primero, como Hombre Verdadero viene a nacer con el Nacimiento Segundo. El Nacimiento Segundo es para los Hom­bres Reales.

Todo eso se logra mediante los cru­ces incesantes del Mercurio con el Azu­fre.

En el Bautismo se alegoriza eso sa­biamente: El Agua contenida en la Pie­dra representa precisamente al Mercurio; el Fuego de las veladoras, al Azufre de la Alquimia.

Si quien se bautiza sabe combinar inteligentemente el Mercurio con el Azufre, pues logra el Nacimiento Se­gundo, entra al Reino de los Cielos. Pero si quien se bautiza, jamás trabaja con el Mercurio y el Azufre, pues ese bautismo no le ha servido de nada.

Así pues, el Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Hay que entenderlo así y no de otro modo.

Se dice que en el Bautismo, la Paloma Blanca del Espíritu Santo flota sobre la cabeza del niño que se va a bau­tizar. ¡Ciertamente! Es que el Espíritu Santo es el mismo Mercurio de la Filo­sofía Secreta.

Cuando yo entré en la parte más importante de LA GRAN OBRA, fui presentado precisamente ante El Espejo de la Alquimia. Allí vi, en el Cristal, reflejado mi propio Mercurio. En nombre de la verdad debo decirles a ustedes, que el Mercurio da a los Grandes Inicia­dos, precisamente ese aspecto trascenden­tal del Gentil-Hombre. Veamos, si no, por ejemplo, a Hombres como Kout­-Humi, esa sapiencia que demuestra como Hombre se la debe al Mercurio, que es el mismísimo Espíritu Santo en manifestación. Veamos, por ejemplo, a un Conde de Saint Germain, quien yo cito tantas veces como un ejemplo viviente de Súper-Hombre, alguien que maneja la política mundial tan formida­blemente, alguien que conoce las psico­-política, y que sabe de verdad manejarla, que sabe adaptarse a todas las condicio­nes diplomáticas del mundo; esa carac­terística se debe al Mercurio de los Sa­bios.

Cuando yo vi reflejado mi Mercurio en el Espejo, quedé sencillamente asombrado. Fue cuando conocí cómo el Mercurio viene a darle a uno la característica trascendental del Gentil-Hombre; hace de uno un Sabio, en el sentido más completo de la palabra.

Así mis queridos hermanos, bien vale la pena comprender la trascendencia del Bautismo.

En cuanto al Azufre, es el Fuego; eso hay que entenderlo así; obviamente se relaciona con Lucifer. No tendría uno el impulso sexual, si no existiera la potencia Luciférica dentro de uno. Esa potencia Azufrada es extraordina­ria.

El Mercurio sólo, nada podría ha­cer. Pero el Mercurio es fecundado por el Azufre, o sea, por el Fuego, y de esa mezcla resultan los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.

Es bueno ir entendiendo todas estas cosas para saber valorar el Bautismo. Y es bueno no olvidar por qué motivo las Iglesias Cristianas, tanto de oriente como de occidente, con la cuestión ésta de Epifanía, o sea, La Ascensión del Crestos Cósmico en nosotros, relacionan siempre el Bautismo con el Matrimonio.

Realmente una Iglesia, por muy santa que sea, si no enseñara las claves de la autorrealización, pues no lograría salvar a nadie; eso es obvio.

Cuando uno estudia a fondo, pues, todas estas cuestiones del Mercurio y del Azufre, sabe valorar el Bautismo como debe valorarse. El Bautismo es sagrado en el sentido más trascendental de la palabra.

No olviden también ustedes, que el Sagrado Sol Absoluto quiere cristalizar en nosotros las Tres Fuerzas Primarias de la naturaleza y del cosmos. Estas son: Santo Afirmar, Santo Negar, Santo Con­ciliar.

Santo Afirmar es la fuerza positi­va, la del Padre. Santo Negar es la fuerza negativa, la del Hijo. Santo Conciliar es la fuerza neutra, la del Espíritu Santo.

En el oriente, el Padre es Brahama, el Hijo es Vishnú, el Espíritu Santo es el Señor Shiva.

El Espíritu Santo, o sea, el Mer­curio de la Filosofía Secreta, cristaliza en nosotros cuando trabajamos con el Azufre y el Mercurio. Este trabajo no se podría realizar fuera del Laboratorio. Hay que saber mezclar las distintas partes del Mercurio, con las distintas partes del Azufre, pero esto es dentro del Laboratorio, y ese Laboratorio es el organismo humano.

De manera que el Mercurio, o sea, el Alma Metálica del Esperma, se combina inteligentemente dentro de nuestro propio laboratorio; se combina con el Azufre. El resultado de esa combinación viene a ser formidable: El primer resul­tado seria el Nacimiento del Cuerpo Astral en el hombre; el segundo resultado, es el Nacimiento del Cuerpo Mental en el hombre; el tercer resultado, es el Naci­miento del Cuerpo Causal en el hombre. Cuando se ha conseguido esos vehículos, como ya les dije, entonces adviene el Nacimiento Segundo, o sea, nace el Hom­bre Verdadero, nace del Mercurio y del Azufre, o sea, del Agua y del Fuego; así hay que entenderlo.

Por eso dijo el Cristo: “Si no nacieres de nuevo, no podréis entrar al Reino de los Cielos”.

Hay que Nacer de Nuevo. No basta haber nacido como animales intelec­tuales; eso es muy relativo. Ahora nece­sitamos nacer como Hombres, pero co­mo Hombres Verdaderos, y el Hombre Verdadero nace del Azufre y del Mercu­rio, tal como se enseña siempre en el Bautizo.

Si no se cumple con ese Sacramento, de nada sirve la Bautizada. ¿De qué sirve? ¡De nada!

Así mis queridos hermanos, es bue­no que ustedes vayan entendiendo es­tas cosas.

Ahora bien, en todo hay reglas y medidas. La Justicia es algo muy sa­grado, y existe. Los antiguos Alquimistas representaron la Justicia por una cria­tura inefable, una especie de Reina-Diosa con una balanza en su izquierda; en ella tiene algunos pesos, — son nece­sarios para poder balancear la Balanza —, está parada sobre una Piedra Cúbica: Es la Piedra Filosofal, lleva natural­mente, la Túnica Blanca; encima de la Túnica, está la Púrpura, el manto, y está tocada la cabeza con una Corona de Oro. En la izquierda lleva la Balanza, en la derecha lleva la Espada, la Espada de la Justicia. Pero lo interesante son los PESOS y MEDIDAS de la Balanza de la Justicia Cósmica. Es claro que el tra­bajo que hay que realizar en el Labora­torio, tiene que estar de acuerdo con La Ley.

¿Qué cantidades de Azufre, por ejemplo, se mezclan con qué cantidades de Mercurio? Eso no lo saben las gentes comunes y corrientes, ni aun siquiera los mismos Alquimistas. Esos son Secre­tos de la Gran Naturaleza.

En todo caso, la Justicia rige los trabajos del Alquimista, y la Justicia es La Ley.

Si un Alquimista, por ejemplo, tiene Esposa-Sacerdotisa, y de pronto deja a la Esposa-Sacerdotisa, y estando en pleno rendimiento sexual va y se me­te con otra mujer, pues adultera. ¿Por qué? Porque dos corrientes mezcladas dentro de la Espina Dorsal chocan entre sí. Un Alquimista carga una corriente eléctrica, y si luego se mete con otra mujer, entonces la corriente contraria se mezcla con la primera corriente, con la que cargaba en su organismo, y allí resulta un corto circuito, y entonces se quema un Hilo que es por donde su­be La Serpiente Sagrada. Ese Hilo es el Nadi Chitra. De manera que si se quema el Nadi Chitra, entonces La Serpiente, o sea, el Fuego, — o sea, el Azufre mez­clado con el Mercurio, que tiene la figu­ra de la Serpiente —, baja una o más vér­tebras, según la magnitud de la falta.

Es, pues, muy grave el adulterio.

Otra cosa grave que es, la Forni­cación. Si el Alquimista derrama el Vaso de Hermes Trimegisto, si pierde el Mer­curio, incuestionablemente se quema el Nadi Chitra y baja la Serpiente Sagrada.

Para poder uno realizar la Gran Obra, tiene que estar sometido a la Diosa de la Justicia. Si viola la Ley de la Balanza, el trabajo Alquimista fracasa rotunda­mente.

Téngase en cuenta que la fabricación de los Cuerpos Existenciales Superio­res del Ser es una Obra de Alquimia, pero que esa Obra tiene que estar dentro de los Cánones del Derecho de la Jus­ticia Cósmica, de lo contrario, hay fracaso inevitable.

Otro caso muy distinto, — y éste ya es de reflexiones —, es el caso en que el Alquimista, por ejemplo, no disponga de un VASO HERMÉTICO.

Supongamos que el Alquimista tiene, dijéramos, UN VASO HERMÉTICO destruido, que ya no sirve, que no fun­ciona. El Laboratorio, en este caso estará detenido, no funcionará, porque no dis­pone de UN VASO HERMÉTICO para la combinación del Azufre y del Mercurio.

Pero, ¿qué se entiende por VASO HERMÉTICO?

Son términos que los hermanos deben ir comprendiendo. VASO HERMÉTICO es lo que se denomina el CA­LIZ, o el mismo Yoni femenino. Eso se entiende por VASO HERMÉTICO, el órgano sexual femenino.

¿Y qué se entiende por LINGAM?

Son términos con que deben familia­rizarse los hermanos, sobre todo los misioneros, porque no va uno a hablarle al pueblo en lenguaje vulgar. Las cosas Sagradas del Sexo, se deben exponer con honestidad. Se entiende, pues, por LINGAM el órgano sexual masculino, el Phalus griego. Y observen ustedes la forma como explico los Misterios del Sexo, que no estoy utilizando ningún término vulgar, y lo hago a propósito para que los misioneros a su vez, cuando estén enseñando, sepan enseñar, eviten cuidadosamente los términos gro­tescos, o dijéramos, inmodestos.

Si un VASO HERMÉTICO, — ya expliqué qué cosa es un Vaso Hermé­tico — no sirve, si ha sido destruido, si ya no sirve para La Gran Obra, el Alquimista tiene pleno derecho, por Ley, a escoger UN NUEVO VASO HERMÉTICO, y en eso no hay delito. Más grave sería que la Gran Obra quedara estanca­da y que el Alquimista fracasara. Ahí sí seria lo grave. Pero aún así, el Alquimista no debe hacer jamás su voluntad personal, porque si hace su voluntad personal, fracasa. El Alquimista tiene que obedecer la Voluntad del Padre.

Téngase en cuenta que uno no pue­de entender la Ciencia de la Gran Obra, si antes no ha recibido EL DONUM DEI. El DONUM DEI es el Don de Dios para entender La Ciencia de la Gran Obra. Uno no podría entender esta Cien­cia, si no ha recibido el Donum Dei, el Don de Dios que le permite entender; y ese Don, el único que puede dárselo a uno, es EL PADRE DE TODAS LAS LUCES. Sólo Él puede darle a uno el Do­num Dei.

Así que la Ciencia de la Alquimia es muy sagrada.

Tomar un VASO HERMÉTICO para el Trabajo es loable, pero siempre y cuan­do EL PADRE DE TODAS LAS LUCES sea el que ordene y no uno. Porque si uno hace su voluntad personal, si uno hace lo que le viene en gana, fracasa en la Gran Obra.

Son puntos muy importantes en re­lación con la Alquimia, y puntos muy importantes en relación con el Bautismo, porque cuando se habla de Bautismo y de Alquimia, se habla de lo mismo. El Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Así pues, el Bautismo encierra en sí mismo una fórmula: la extraordinaria fórmula de la Alquimia.

En estos estudios lo que nos debe interesar a nosotros es La Gran Obra. Exclusivamente eso. Y en la realización de la Gran Obra, lo único que cuenta es la Ley de la Balanza, o sea, la Ley de la Justicia Cósmica. Esta, está por encima de todos los falsos códigos de moral que existen por ahí; por encima de todos los prejuicios y al margen de toda clase de sentimentalismos morbosos.

Aquellos que están esclavos únicamente de los prejuicios, del que dirán, de las máximas, dijéramos, de ética existentes en los distintos códigos mora­les del mundo, se quedan con el mundo, pero no con La Gran Obra.

Si hemos de cumplir con el Bau­tismo, tenemos que ser sinceros consigo mismos y trabajar de verdad para con­seguir el Nacimiento Segundo. Y una vez conseguido el Nacimiento Segundo, en modo alguno podríamos detenernos. Quien ha logrado el Nacimiento Segun­do debe luchar intensivamente para integrarse con la Divinidad. Si un Hombre no se integra con la Divinidad, tarde o temprano tendrá que involucionar entre las entrañas de la tierra. No se integran con la Divinidad los Hombres que no eli­minan los agregados psíquicos inhumanos que en nuestro interior cargamos. Esos agregados psíquicos inhumanos, consti­tuyen, son MERCURIO SECO.

Todo ser humano carga mucho MERCURIO SECO Y AZUFRE VE­NENOSO O ARSENICADO­.

El Mercurio Seco debe ser eliminado. Y, en cuanto al Azufre Venenoso, éste reside en los bajos fondos animales de cualquier ser viviente. Si no eliminamos ese Azufre Venenoso o Arsenicado, no progresamos y si no eliminamos tam­bién el Mercurio Seco, no progresamos.

Cuando uno elimina Mercurio Seco y Azufre Venenoso, pues entonces consigue que el ORO se fije en el Mer­curio.

Si consideramos que los Cuerpos Existenciales Superiores del Hombre son esencialmente condensaciones del Mercurio Azufrado con algo de Sal Su­blimada, podremos entonces entender la relación que existe entre el ORO y el Mercurio. Aun en las minas vemos la íntima relación existente entre el oro y el mercurio. Los átomos de Oro deben ser fijados en el Mercurio. Nor­malmente el Mercurio está asociado al Oro.

Dentro de nosotros existe el AN­TIMONIO.

Este no es una mera sustancia quí­mica como creen muchos. El ANTI­MONIO ES UNA DE LAS PARTES AUTO CONCIENTES DEL SER. ESA PARTE ES UN ARTÍFICE QUE CAR­GAMOS TODOS EN NUESTRO IN­TERIOR. Todos llevamos Antimonio en lo más íntimo de nuestra psiquis. Esa parte auto-consciente, ESE ARTI­FICE, ESE ALQUIMISTA, ES QUIEN FIJA LOS ÁTOMOS DE ORO EN EL MERCURIO, es decir, en nuestros Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.

Cuando los Vehículos Existenciales Superiores del Hombre han quedado constituidos por Oro Puro, incuestio­nablemente sirven para recubrir al ESPÍRITU METÁLICO que todos lleva­mos dentro. Quiero referirme al CRISTO INTIMO, al MAGNES INTERIOR DE LA KÁBALA Y DE LA ALQUIMIA, al SEÑOR. Estos vehículos penetrándose y compenetrándose mutuamente y entre sí, son denominados en Alquimia EL TO-SOMA-HELIAKON, EL CUERPO DE ORO DEL HOMBRE SOLAR. Quien posea El To-Soma-Heliakon, obviamen­te puede recubrir con el mismo al CRIS­TO INTIMO. EL CRISTO INTIMO RECUBIERTO CON EL TO-SOMA-HELIAKON, CONSTITUYE LA PIEDRA FILOSOFAL.

Ya ven ustedes lo que es La PIEDRA FILOSOFAL


LA PIEDRA FILOSOFAL

Samael Aun Weor

No hay comentarios: