Que la vida, sea en tu jardín un mangar de delicias dedicadas a los Dioses del Fuego y del Agua...
Que las hadas de las flores, dulce en su cantar, se disuelvan en el néctar de los silfos del aire para proclamar la victoria de los días y de las noches del Ser...

Miradas eternas...!
Cantos eternos...!
Sol que arde dentro de mi...

Que la vida, traiga la muerte a mi...
Que la muerte, pues, traiga la vida a mi...

No corras ni digas nada, pues todo es en vano...
Ardiente discípulo...

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