Amada de los días y de las noches eternas de mi...
Amada, que al anochecer te encuentras en el aposento de la vida y de la muerte; donde todo es un flujo continuo y inalterable por las cosas mundanas de este y otros mundos materiales del si y del no...
Amada, tu que estas en mi, en todo momento de tu existencia y de tu labor por mi y por ti...
Yo, permito darte la vida...!
Tú, permites darme la vida...!
Un flujo continuo de miradas eternas por tu Amor y el Amor a Dios en nosotros...!
Amada de cascabeles sonrientes y puros como el oro reluciente del mercurio de los días...
Amada que tu me alimentas con tu néctar divino del Sol que habita en tus glandulas mas intimas y mas espesas de tus contenidos con un Dios y Diosa único y ecoexistente del Universo que nos rodea en su totalidad...

Amada.., Amada.., Amada mía...


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