Alimentación

No es mi intención hacer aquí una defensa del vegetarismo; autores más conocedores de la materia y con más autoridad que yo, han demostrado sus ventajas. Me permitiré solamente indicar algunas reglas dedicadas a los debutantes vegetarianos.

1º)Conviene saltar de la creofagia al vegetarismo con cierta lentitud y con parsimonia; y no se deben variar las bebidas fermentadas por la leche o el agua hasta que el cambio de régimen se ha verificado para los alimentos sólidos. Este cambio hay que ayudarlo por medio de un mayor consumo de fruta carnosa y acuosa.

2º)Efectuar este cambio de régimen, a ser posible, en el campo.

3º)Caso de permanecer en las grandes ciudades, no empezar el régimen en las fondas o restaurantes; y no hacerlo tampoco si se padece debilidad general.

4º)Tener en cuenta que la cantidad de alimentos vegetales ha de ser mayor que la de alimentos animal que se seguía anteriormente.

5º)Conservar durante mucho tiempo el pescado en los menús; los huevos, la leche, la manteca de vaca, no deben jamás excluirse absolutamente, fuera de los casos especiales de ascetismo.

6º)Finalmente, hay que aprender, al mismo tiempo, a gobernarse el organismo físico; y precisa ante todo ser dueño por la voluntad de las pequeñas irregularidades de funcionamiento que puedan producirse.

Introducciones sobre las comidas

Puede decirse de un modo general que cuantas más fuerzas se gastan para el cumplimiento de un acto, este acto nos resulta tanto más provechoso y útil. De haí que, llevando las cosas a la punta de la espada, como vulgarmente se dice, convendría cultivar nosotros mismos nuestras plantas alimenticias, hacer la recogida y prepararlas, valiéndonos de utensilios que sólo sirvieran para dicho objeto. Para, las iniciaciones naturalistas y panteístas que desarrollan esta teoría, estudiándola con todo detalle y muy profundamente, debe empezarse por purificar y perfeccionar cada uno su cuerpo astral y finalmente su inteligencia. Por esto vemos que los brahmanes y a los ascetas indios se les ordena que preparen ellos mismos sus alimento y que en ningún caso permitan que los utensilios de cobre que constituyen sus batería de cocina, sean tocados por otras manos que por las suyas propias.
De ahí derivan también las prescripciones referentes a la posición del cuerpo durante los ágapes; existen ciertas relaciones entre las corrientes electromagnéticas de un planeta y los seres o individuos que viven bajo su influencia; sería prolijo enumerar los fundamentos de esta teoría, pero haremos hicapié en la prescripción que aconseja; a los habitantes de nuestras regiones, comer de cara al Norte.
Otra prescripción es la que se refiere a las abluciones; los sacerdotes indios se lavan las manos, los pies, la boca, la nariz, los ojos y las orejas, repitiendo a menudo una invocación sagrada; a cuya costumbre corresponde en nuestras regiones la Bendición de la mesa, la cual, pronunciada mágicamente, es decir, expresada con unción verdadera, desde el fondo del corazón, posee un real y positivo valor de dinamización.
Finalmente, una última prescripción es la del silencio; la que se observa por las comunidades religiosas del mundo entero. Tiene por objeto, al concentrar toda la atención en el acto de la comida, reducir, por medio de sensibles proporciones, la cantidad de materias necesarias a la refección; la digestión reclama de este modo una menor actividad cerca del plexus solar, de donde se deriva una notable economía de fuerza nerviosa que los ejercicios de contemplación necesitan para resultar verdaderamente fructíferos. Pero, para los individuos que viven en el mundo y con el mundo, en la atmósfera pesada de las grandes ciudades, la alegría es el mejor digestivo y vale tanto como el mejor alcohol, para estimular la pereza del estómago.

"FELIPE AUREOLO TEOFRASTO BOMBASTO DE HOHENHEIM PARACELSO"




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