Johannes Trirhemius

"Todas las cosas han sido hechas por el poder de la Palabra Divina, que es el espíritu o aliento divino que, al principio, emanó de la fuente divina. Este aliento es el espíritu o alma del mundo, y se denomina espiritus mundi. Inicialmente, era como el aire, pero se contrajo, convirtiéndose en una especie de niebla o sustancia nebular, y luego se convirtió en "agua". Al principio, esta "agua" era todo espíritu y vida, porque estaba impregnada de espíritu y éste le daba vida. Era oscura en las profundidades; pero, a través de la Palabra Pronunciada con Firmeza, se generó Luz ahí dentro, y entonces la oscuridad fue iluminada por la luz, y el alma del mundo tuvo su comienzo. Esta luz espiritual, a la que podemos llamar Naturaleza, es un cuerpo espiritual, el cual, a través de la Alquimia, puede hacerse tangible y visible; pero, como existe en un estado invisible, se le llama espíritu.
"Se trata de un fluido universal y vivo difundido por la Totalidad de la Naturaleza, y que impregna a todos los seres. Es la más sutil de todas las sustancias, la más poderosa por sus cualidades inherentes, penetrando en todos los cuerpos y dando vida a las formas en las está activa. Mediante su acción, libera a las formas de toda imperfección, y hace que lo impuro se vuelva puro, lo imperfecto perfecto y que lo mortal devenga inmortal al fijarse en su interior.
"Esta esencia o espíritu emanó inicialmente del centro, y está incorporada dentro de la sustancia de la que está hecho el mundo. Es la Sal de la Tierra, y sin su presencia la hierba no crecería y los campos no estarían verdes. Cuanto más condensada, concentrada y coagulada esté esta esencia en las formas, más perdurables serán. Esta sustancia es la más sutil de todas las cosas, incorruptible e inalterable en su esencia, impregnado la infinidad del espacio. El Sol y los planetas son simplemente estados condensados de este principio universal, y distribuyen la abundancia de sus corazones palpitantes, y la envían a las formas de los mundos interiores y a todos los seres, actuando a través de sus propios centros y conduciendo a las formas a un lugar más elevado en el camino hacia la perfección. Las formas en las que este principio queda fijado devienen perfectas y permanentes, de manera tal que no se corroerán ni se deteriorarán, ni cambiarán al ser expuestas al aire. Estas formas tampoco podrán ser disueltas por el agua, ni destruidas por el fuego, ni devoradas por los elementos de la tierra.
"Este espíritu puede obtenerse de la misma manera que es transmitido a la Tierra por las estrellas; y esto tiene lugar por medio del agua, que sirve como vehículo. No es la Piedra Filosofal pero esta última puede ser preparada a partir de él haciendo que aquello que es volátil se fije.
"Os aconsejo que prestéis mucha atención al agua que hierve, y que no permitáis que vuestras mentes sean molestadas pos cosas de menos importancia. Haced que hierva lentamente y dejad que se pudra hasta que adquiera el color adecuado, pues en el agua de la Vida está contenido el germen de la sabiduría. Mediante el arte del hervido, el agua se transformará en tierra. Esta tierra cambiará convirtiéndose en un fluido puro y cristalino a partir del cual se produce un excelente fuego rojo; pero esta agua y este fuego, al crecer juntos y convertirse en una esencia, producen la gran Panacea compuesta de docilidad y fuerza: el cordero y el león en uno."

Libro
Franz Hartmann
ALQUIMIA

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