El drenaje energético



La energía se mueve desde la polaridad dominante (mano y pie), llega a la corona, y sale por la mano y pie secundarios, eliminando la vieja energía de desecho. Si el sistema de eliminación no está activado o la energía se bloquea alrededor de la cabeza, entonces la excesiva acumulación de tensión produce problemas de circulación y dolores varios, aunque el origen de tales alteraciones no sea la propia cabeza.
Aún después de la sanación física de una enfermedad, quedan remanentes energéticos en el aura, sin limpiar ni sanar, pudiendo llegar incluso a la delicada situación de que los chakras puedan detener su giro o llegar a vibrar a contra sentido. Para equilibrar esta situación anómala hemos de visualizar una ducha de luz dorada cayendo desde la corona por el interior del cuerpo, liberando de presión la cabeza y el tronco a través de los brazos y las manos, y la del vientre a través de las piernas y los pies. De esta manera todo volverá a su vibración normal, tanto el cuerpo como la envoltura luminosa. Todo se libera por la salida más cercana del cuerpo energético, para evitar que los excesos de tensión lleguen a los chakras más importantes. En lo alto el pecho y la garganta, abajo el segundo y tercer chakras.
Antes de que aparezcan los síntomas físicos de una enfermedad, ya se están manifestando desarreglos energéticos en el aura. Especialmente si heridas u operaciones quirúrgicas han roto hace años el camino natural de los meridianos y han impedido la liberación de energía a través de los canales citados (como pasa a veces en los brazos o las piernas, en el caso de una cesárea, de una operación de estómago, etc). Por otro lado hay mecanismos de seguridad que equilibran las presiones energéticas del aura a través del sistema nervioso o en los periodos de sueño profundo.
La meditación, la dieta, el ejercicio físico, la respiración alargan la vida humana y mejoran sensiblemente su calidad. No hay por qué caer en las enfermedades si impedimos que se acumulen excesos de tensión y de energía en las zonas que rodean a los órganos y las vísceras. Tenemos que mantener las energías corporales equilibradas y en sintonía mutua, unas con otras. Así poco a poco ampliaremos, con los cambios genéticos que se están produciendo, la edad de la vida humana. Dejando a un lado el miedo, la pena, la culpa y la cólera, que alteran durante horas la química corporal, avanzamos hacia el gozo amoroso y la alegría que son los cauces del río de la felicidad.
MIYO...

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